sábado, 30 de noviembre de 2013

LAS BRUJAS Y LA INQUISICION

muchas son las leyendas sobre las brujas perseguidas por la inquisicion.
no todo es lo que parece ni parece lo que es.
muchos seres humanos fueron asesinados en manos de la inquisicion de aquella epoca, simplemente por en la mayoria de los casos  tratar las enferemedades con la medicina natural, es lo unico que se podia tener
el cuarandero, seres humanos sensitivos, se arriesgaban  su vida por ayudar a otro ser humano.
pero siglo tras siglo estan y estaran los guerreros de la luz.
cierto es que tambien habian brujas y brujos  que usaban la magia negra , pero por cada 10 seres humanos que asesinaban solo uno era realmente un brujo_a.
pero quien era la inquisicion para determinar , para asesinar..
cada pueblo posee su magia , su leyenda , su misterio.
su oscuridad y su luz.


La caza de brujas es la búsqueda de brujos, brujas o pruebas de brujería, que llevaba a acusar a la persona afectada de brujería, a un juicio y finalmente a una condena. Muchas culturas, tanto antiguas como modernas, han reaccionado de forma puntual a las acusaciones de brujería con miedo supersticioso y han castigado, o incluso asesinado, a los presuntos o presuntas practicantes.
La caza de brujas como fenómeno generalizado es característica de la Europa Central a inicios de la Época Moderna. Base para la persecución masiva de mujeres (puntualmente también menores y hombres e incluso animales) por la Iglesia y sobre todo por la justicia civil, fue la idea, extendida entre teólogos y juristas, de una conspiración del Demonio para acabar con la Cristiandad.
Las cazas de brujas todavía ocurren en la actualidad y suelen clasificarse dentro del llamado pánico moral. De forma general, el término ha llegado a denotar la persecución de un enemigo percibido (habitualmente un grupo social no conformista) de forma extremadamente sesgada e independiente de la inocencia o culpabilidad real
PROCESOS EN CASO DE BRUJERIA
  1. Acusación. A menudo precedía a la acusación una fase de rumores que podía durar años. La acusación podía ser debida a una denuncia de una bruja o brujo que ya había sido detenido, posiblemente bajo tortura. Rara vez se permitía a las presuntas brujas una defensa.
  2. Detención. Las cárceles, en el sentido moderno, todavía no existían, por lo que se mantenía a los presos en mazmorras o torres. Las llamadas torres de brujas, que todavía se conocen en muchos lugares, no eran exclusivamente para brujos, sino para todo tipo de prisioneros. A menudo eran simples torres de las murallas de la ciudad.
  3. Interrogatorio. Normalmente se distinguían tres fases: el interrogatorio por las buenas, el interrogatorio con explicación y muestra de los instrumentos de tortura y el interrogatorio doloroso, en el que se empleaba la tortura. En los casos de procesos por brujería, la limitación a una hora no era respetada, ya que se trataba decrimen exceptum (crímenes excepcionales), lo que exigía una dureza especial. A menudo se utilizaban las empulgueras, la rueda, el potro y la bota española. Tampoco se respetaba la regla habitual de que sólo se podía torturar a un preso tres veces y, si hasta ese momento no se había producido una confesión, liberar al preso. En el Malleus maleficarum se recomendaba declarar la retoma ilegal de la tortura con pruebas nuevas como una continuación.
  4. Pruebas a las brujas. Los procesos oficiales no preveían las pruebas de brujas, de hecho estaba prohibido su uso. Sin embargo, muchos tribunales en diversos lugares usaron este elemento. La valoración de las pruebas era tan distinta como su empleo. A veces servían como prueba fuerte, a veces como prueba débil. Las siguientes son las más conocidas:
    • Prueba del agua (judicium aquae, también llamada baño de la bruja), de la que existían dos variantes. Con agua caliente, el acusado debía sacar un objeto del agua hirviendo. Con agua fría, se descendía a la víctima atada a un pozo y si se hundía resultaba inocente (proceso en el que podía morir ahogada).
    • Prueba del fuego (empleada rara vez) agrupa a diversas pruebas en las que la bruja o brujo tenía que andar sobre o transportar hierro candente o meter la mano en el fuego.
    • Prueba de la aguja. Si se encontraba una marca del Demonio, se pinchaba con un hierro. Si la zona sangraba se consideraba buena señal.
    • Prueba de las lágrimas, puesto que se creía que quien ejercía la brujería no podía llorar.
    • Prueba del peso, porque se afirmaba que una bruja o brujo no podía pesar más de 5 kg, ya que tenía que poder flotar (prueba del agua) y volar.
  5. Confesión. A comienzos del Renacimiento, nadie podía ser juzgado sin confesión – lo que también era válido para los casos de brujería. Pero, debido a que se ignoraban las habituales reglas durante la tortura, la probabilidad de obtener una confesión se multiplicaba enormemente con respecto a los procesos normales.
  6. Interrogatorio para obtener cómplices. Según la ciencia de la brujería, las brujas debían encontrarse en aquelarres y por lo tanto una bruja debía conocer a otras. En un segundo interrogatorio se preguntaba a las acusadas por los nombres de otras brujas o brujos, a veces bajo nuevas torturas. Así se alargaba siempre más la lista de sospechosas, ya que, bajo tortura, siempre se acusaba a más personas. El resultado eran procesos en cadena.
  7. Condena.
  8. Ajusticiamiento. Al delito de brujería le correspondía muerte por fuego, es decir, la hoguera, en la que eran quemadas vivas. Como acto piadoso se consideraba el cortar la cabeza o ahogar antes o colgar un saco de pólvora al cuello.

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