No morimos cuando muere nuestro cuerpo físico. Una parte de nosotros sigue existiendo. Espíritu, alma, conciencia. Es como atravesar un umbral para entrar en otra habitación mayor, con más luz.
Todos somos almas hermosas e inmortales. Estamos en un cuerpo durante un tiempo, pero nuestra esencia no es ese cuerpo.
Más allá de nuestra dimensión física, el mundo “oculto” se encuentra habitado por toda una serie de distintos espíritus de distintos desarrollos y capacidades.
Algunos han evolucionado mucho y otros poco. Algunos han vivido vidas físicas en La Tierra y están entre existencias.
Otros ya han “terminado” y no tienen que regresar a no ser que quieran hacerlo para ayudar a la humanidad. Y aún hay otro grupo que no se ha encarnado en nuestro mundo físico y nos ayuda desde el otro lado.
En cierto punto, da igual que les llamemos espíritus, ángeles ó guías. Existen numerosas pruebas de su existencia, que han ido recogiendo muchas culturas y religiones diversas a lo largo de los siglos.
Los bebés y los niños pequeños suelen ser conscientes de los espíritus y las energías de amor que hay a nuestro alrededor, pero su capacidad de comunicación es limitada. Los adultos tienden a no creerles y relegan sus observaciones y percepciones al campo de la imaginación y la fantasía.
Y sin embargo, las cosas que ven u oyen suelen ser muy reales.
Así como la generalidad de los bebés y los niños vienen con la capacidad abierta de conectarse con el mundo espiritual y luego se cierran a este al vincularse con la familia y la sociedad a través de los ciclos escolares, algunos conservan dicha capacidad en mayor ó en menor grado según la misión y lecciones que el alma tenga en esa encarnación en particular.
Almas o personas que van creciendo y al mismo tiempo llevan dentro suyo el desarrollo relativo psico-espiritual que puede canalizarse a través de distintas vocaciones sean espirituales ó no.
Entre este basto mundo lleno de diversidad existen algunos que “obtuvieron” de la Vida la capacidad de recibir y transmitir mensajes y conocimientos de seres “ del otro lado”, sean guías espirituales, seres queridos fallecidos u otras fuentes de conciencia situadas fuera de los límites habituales del cuerpo y del cerebro. A esta capacidad se la denomina mediumnidad y a los que la llevan despierta o activa se los denominan médiums.
Y al acto real de recibir y transmitir mensajes y conocimientos desde el mundo espiritual tal como lo realizamos los médiums se denomina “lectura espiritual” o simplemente lectura.
Cuando morimos y abandonamos el cuerpo físico, pasamos al nivel de conciencia en el que nos sentimos más cómodos, según las condiciones psíquicas y vibratorias o anímicas en las que nos encontremos en ese momento.
Cuanto más amor y sabiduría experimentamos, más avanzados estaremos en el otro lado.
Existen muchísimas herramientas para lograr conectar con este basto mundo espiritual, desde contemplar la naturaleza, sentirla y respirarla hasta técnicas de meditación y visualización que te ayudarán a dejar de pensar tanto y viajar hacia nuevos estados de la conciencia. Se producirá una curación. Empezarás a utilizar la mente que no usás. Verás. Comprenderás. Y serás más sabia/o. Entonces habrá paz.
Maximiliano.
(Fragmentos propios y otros extraídos de "Los Mensajes de los Sabios" de Brian Weiss)
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