Yo te enseño que lo primero y más importante es ser amoroso contigo mismo. No seas duro, sé blando. Cuida de ti mismo. Aprende a perdonarte — una y otra y otra vez — siete veces, setenta y siete veces, setecientas setenta y siete veces.
Aprende a perdonarte.
No seas duro; no te enfrentes contigo mismo.
Y así florecerás.
En ese florecimiento atraerás a otra flor.
Es natural.
Las piedras atraen a las piedras; las flores atraen a las flores. Entonces se crea una relación bella, con gracia.
Si puedes entablar una relación así, tu relación crecerá, se convertirá en una oración; tu amor se convertirá en éxtasis y a través del amor conocerás lo divino
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